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Prada presenta en Milán una colección instintiva, aunque poco inventiva

  • Foto del escritor:  Redacción Agenda by Financial
    Redacción Agenda by Financial
  • 20 ene
  • 2 Min. de lectura

La misión de descifrar las intenciones de Miuccia Prada para cada colección comienza siempre en una habitación de hotel al abrir su última invitación. Esta temporada, la invitación a su desfile masculino venía acompañada de un tubo de acero de unos pocos centímetros.


 ¿Qué significaba eso? Bueno, se hizo evidente en el decorado que ella y su compañero de diseño, Raf Simons, mandaron construir dentro de su espacio para desfiles, Prada Deposito. Una enorme instalación de tres plantas de andamiaje tubular y moqueta de hotel Art Nouveau hecha a medida de Catherine Martin.



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Los invitados daban vueltas para encontrar sus bancos, que imitaban bloques de hormigón. En un oscuro y húmedo día de invierno en Milán, entrabas en la penumbra, y la banda sonora previa al desfile era un canto fúnebre electrónico de Orbital.


 Después pasó a un trance minimalista con la aparición de los primeros modelos, que desfilaron rápidamente por una laberíntica pasarela en zigzag, entre montones de postes metálicos.


Esta colección otoño/invierno 2025 fue concisa, inteligente y genial, aunque no especialmente original, salvo por la actual obsesión de Raf y Miuccia por la piel sintética.



Casi todos los modelos llevaban botas de cowboy, aunque en diferentes versiones, muchas de ellas parecían de segunda mano, como recién teñidas por diversión. Las vimos en amarillo canario, blanco roto, naranja sangre o, lo mejor de todo, con estampados “flower power” desteñidos. Seguro que marcan tendencia. Los pantalones eran plisados y se estrechaban en el tobillo; los abrigos se cortaban dejando mucho espacio para los hombros y se remataban con solapas de muesca.


 Muchos de los modelos iban adornados con pieles de ante, cortadas y teñidas como pieles salvajes, casi como pieles sin curtir. Colgando ladeadas alrededor del cuello; o en forma de camisetas de tirantes o chalecos, o dispuestas en el ribete de parkas de algodón gruesas. Y en un giro excéntrico, muchos de los modelos llevaban pendientes de perlas que parecían mini balones de baloncesto.



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A sus seguidores también les encantarán los batines de cuadros para la ciudad. Y hay que destacar dos trajes de cuero pulido brillantes y los pijamas de cuero blanco, dignos de admiración.


“Se trata de un pensamiento instintivo. No es una narrativa o un concepto. Así que las palabras clave son humano, salvaje y una cierta sensación cinematográfica”, declaraba Raf, que añadió que el espacio era “ideal” para una fiesta posterior al desfile, quizá después del próximo desfile femenino de febrero.


 Todos los compradores parecían felices al salir del desfile, pero de alguna manera todo parecía estar un poco fuera de lugar. Y (nunca pensé que escribiría esto sobre una colección de Prada) no parecía muy relevante.


 Al salir del Deposito, se oían los gritos de cientos de fans adolescentes que aclamaban a sus ídolos asiáticos, con vallas de seguridad curiosamente adornadas con extraños globos de color naranja. Al otro lado de la calle, un nuevo bloque de pisos recién construido parecía una cárcel para delincuentes de guante blanco. Hubo un tiempo en que un desfile de Prada era el epicentro mismo de lo cool. Pero este domingo en Milán no.


 A juzgar por sus resultados financieros, podemos estar seguros de que Prada está ganando mucho dinero actualmente, pero no tiene mucho sentido.

 
 
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